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Libertad creativa, incomodidad en los círculos de artistas varones, necesidad de relación con otras artistas, falta de interés por el éxito, interés por otros temas, estilos, técnicas, materiales, son entre otras algunas de las razones por las que las artistas de las vanguardias no se identificaron con los estilos y corrientes artísticas masculinos. Louise Bourgeois, Frida Kahlo, Remedios Varo, Maruja Mallo, Ángeles Santos, Delhy Tejeros , … aunque se las haya intentado adscribir a distintas corrientes artísticas, ponerles una etiqueta, todas ellas están más allá de las etiquetas de la Historia del Arte.

Muchas de ellas estudiaron y se relacionaron con los artistas y escritores de su momento, cuyos nombres conocemos de sobra, que son considerados genios y precursores de las vanguardias. Maruja Mallo fue compañera en la Academia de San Fernando de Dalí y tuvo una estrecha relación con Lorca, Buñuel, Alberti, etc. En París estuvieron en las tertulias de los surrealistas (Remedios Varo, Maruja Mallo, Louise Bourgeois, Frida Kahlo,…); los hombres artistas y escritores de la época se inspiraron en sus obras, en sus palabras, en su modo de vivir, de estar en el mundo; en algunos momentos trabajaron juntos (Maruja Mallo creo la escenografía y el vestuario de muchas obras de teatro, ilustró libros y revistas). Ellos, aunque en ciertos momentos las reconocieran como artistas, las vieron como extrañas en un territorio de hombres, intentaron hacer de ellas objetos de inspiración, objetos sexuales, como creadas por ellos. Ninguna apareció en los manifiestos de estas corrientes artísticas, y estos hombres contribuyeron a su olvido por parte de la Historia, como en una especie de pacto no escrito entre hombres. Ellas no se sintieron cómodas, identificadas, libres en estos círculos, tomaron de ellos lo que les interesó, estuvieron abiertas a la relación y en estos espacios crearon vínculos con otras mujeres artistas, escritoras, vínculos que las acompañó durante toda su vida. De esa incomodidad en su relación con estos hombres han dejado testimonio escrito.

Estas mujeres son libres, libres en un sentido amplio. Toman de la tradición artística y del arte del momento lo que les gusta y como quieren (por ejemplo, el modo en que Remedios Varo se inspira en pintores como El Bosco o Filippo Lippi pero tratando temas que le interesan como el autoanálisis o el mundo de los sueños, ver imagen 1); rompen con la jerarquía del arte, tanto con la división entre arte y artesanía (Maruja Mallo diseña ropa y decora casas, pinta, crea escenografías, ilustra libros y revistas), como en cuanto a los materiales que usan (telas, cosas de la naturaleza, objetos cotidianos, el propio cuerpo, textos) y los temas (el autoanálisis, la vida cotidiana, los sentimientos, la naturaleza, el cuerpo, las mujeres, lo mágico, la amistad…). Les interesa la vida, el arte, la escritura, lo cotidiano, siempre en relación, siempre presente su deseo (imagen 2).

 

                     
(Imagen 1).  La tejedora de Verona. Remedios Varo                    (Imagen 2). La verbena (1927). Maruja Mallo
Su creaciones artísticas van más allá de lienzos o mármoles …, hablan y se autorizan con su propio cuerpo, se disfrazan (imágenes 3 y 4), rompen las convenciones que existían para las mujeres (Maruja Mallo y las mujeres de su círculo dejan de llevar sombrero y se visten y maquillan como quieren), jugando con su imagen para afirmar su identidad, diciendo con ella lo que quieren en cada momento, como lo hace Frida Kahlo vistiéndose unas veces de un modo masculino, otras a la manera mexicana y otras a la occidental.

                                           

Maruja Mallo con manto de algas en Chile (Imagen 3)                     Remedios Varo disfrazada (Imagen 4)

Al no tener interés por el éxito, ni contemplar jerarquías en cuanto a los materiales, temáticas o tipos de arte, fueron innovadoras, precursoras; el arte es para ellas necesidad y deseo, no existe ese distanciamiento entre sus creaciones y ellas mismas, que vemos con frecuencia en el arte masculino. Estas artistas no pintan la belleza femenina como un objeto, algo quieto a lo que contemplar, sin vida, pasivo, pintan a mujeres fuertes, que practican deporte, que piensan sienten y actúan (Imagen 5); Remedios Varo se autorretrata en muchos de sus cuadros, reflexiona sobre su vida, sus preocupaciones, se ríe de sí misma (como lo hace en el cuadro Mujer saliendo del psicoanalista, Imagen 6).

                                                                             

(Imagen 5) Cuadro de Maruja Mallo.                                                                                            (Imagen 6) Mujer saliendo del psicoanalista
La artista pinta a mujeres que hacen deporte, que van de fiesta como ella y Concha Méndez

Son muy importantes para casi todas las artistas de las vanguardias las relaciones que establecen entre sí (así lo refleja Ángeles Santos en su Tertulia, Imagen 7), con otras artistas plásticas, escritoras y pensadoras, así se autorizan y reconocen mutuamente, se influyen; en España se ayudan cuando tienen que exiliarse durante la Guerra Civil y la dictadura, también trabajan juntas, como es el caso de Remedios Varo y Leonora Carrington, en cuyas obras podemos ver la mutua influencia. Las artistas de las vanguardias son conscientes de las implicaciones de ser mujer en sus entornos, en su tiempo, y es relacionándose entre ellas como encuentran un respaldo, como dejan de sentirse solas. Aunque cada una tiene estilos completamente diferentes, utiliza distintos materiales, distintos medios de expresión artística, …, todas ellas tienen una obra de gran complejidad y riqueza.

  La tertulia, 1929, Ángeles Santos (Imagen 7)
Otra característica que comparten la mayoría de estas artistas plásticas es la importancia que para ellas tiene la palabra escrita; a veces inserta en su misma obra como es el caso de Frida Kahlo o Louise Bourgeois; otras veces a través de diarios (como los de Frida Kahlo, Maruja Mallo o Delhy Tejeros); textos explicando sus obras como es el caso de los deliciosos fragmentos que Remedios Varo escribe describiendo las historias de sus pinturas, llenas de imaginación, humor y magia, o los de Delhy Tejeros (ver texto al final del ejercicio).

Muchas fueron olvidadas, borradas por sus propios compañeros (Maruja Mallo), apartadas de su deseo de creación, de su pasión por el arte (Ángeles Santos), durante décadas sus nombres no han figurado en libros, no han sido estudiadas en las universidades, sus cuadros han estado escondidos en las bodegas de los grandes museos. Ellas siguieron creando, siguieron imaginando, siguieron viviendo libres, al margen de las corrientes dominantes, libres, libres en femenino, libres en relación. Y detrás de ellas llegaron pintoras, escultoras, tejedoras, …, historiadoras del arte, críticas de arte, los movimientos de mujeres de los años 70, que tuvieron que buscar, recuperar, no sin dificultades, hasta encontrar a estas artistas que fueron y estuvieron antes que ellas, que se preocuparon por las mismas cosas, y a partir de ahí dieron a la luz otras historias del arte, historias de las artes de las mujeres.

 Un mundo, 1929, Ángeles Santos

Texto de Delhy Tejeros:

Mis pequeñas brujas o duendinas:

Son cinco, se llaman KIRTA, KULINDA, RABINA, TARUJA Y PITOCHA. Tienen un hijo de todas, pequeñín como ellas, que se llama KARIKO.

KIRTA: es la mayor. Los árboles son fáciles para ella, es como una ardilla, con un manto camuflado que la hace invisible, como los camaleones. Con sus zapatos de gato escarba el suelo y en menos de unos segundos hace entradas al fondo de la tierra, por lo que ésta no tiene secretos para ella.

KIRTA es literata (Letras). Lava mis pinceles.

KULINDA: sus pies grandes y ligeros la hacen la más pegada a la Tierra que existe. Con su veletita en la cabeza para ver de dónde viene el aire y con sus ruedas es la moto más ligera. Es tan ligera como la luz. KULINDA es astronauta (Ciencia). Me trae el agua.

TARUJA: Receptora de los más pequeños sonidos. Con sus orejotas recoge los ruidos más lejanos. Aviación (Arte). Saca la punta al lápiz.

RABINA: Las montañas son fáciles para ella como para una corza. Su rabito y trenza le sirven para trepar. Domina en un instante los más altos picos. Alpinista (Deporte). Con la goma borra mis trazos.

PITOCHA: Nada y bucea. Un deseo nada más y se vuelve sirena. Con sus estrellitas alumbra las noches oscuras. Es la chinche. Sostiene mi papel. Marina (Política).

Sólo les faltaba una cosa para ser completamente dominadoras de todo el planeta. Decidieron tener un hijo que reuniera todo cuanto les faltaba y le hicieron los ojos giratorios con vista hasta el infinito, viendo a través de los cuerpos opacos y el fondo de la Tierra. Es KARIKO, el hijo de todas. No necesitó papá y a todas sirve como hijo cariñoso.